Blade Runner 2049
Fecha estelar: -304880.9
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Blade Runner 2049 (2017)
Dir. Denis Villeneuve
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Blade Runner 2049 (2017)
Dir. Denis Villeneuve
Reseña con spoilers, en cierto modo.
La primera vez que recuerdo ver Blade Runner (1982) fue en televisión,
en una sesión veraniega de “Viernes Cine”. Hacía mucho calor, no me
enteré de casi nada y me dormí pronto. Corría el año 88 y la película
no me había llamado especialmente la atención a pesar de que ya llevaba
tiempo en el videoclub. Cosas del “ennortamiento” que tenía por
entonces. La imagen más vívida que tengo de aquel primer cuasi visionado
era la del vehículo volador (spinner) sorteando fachadas de edificios
cubiertos con publicidad de una japonesa, de Atari y de Coca-Cola. Tan
fue así que no tardé mucho en bajar al videoclub para alquilar la
película y poder verla en condiciones más despiertas. Desde entonces
hasta hoy creo que habré visto Blade Runner más de veinte veces. Lo que
hace que esta película sea una obra maestra, para mí, es la
interesantísima historia que cuenta dentro del ámbito de la ciencia
ficción, y lo bien que consigue Ridley Scott plasmar visualmente el
pesimismo y la melancolía del futuro distópico donde se desarrolla. Una
historia que se ha ido conformando y enriqueciendo a lo largo de los
diferentes visionados y no de una sola vez, con la peculiaridad además
de que cada cual puede tener su propia interpretación final. Y todo
ello a pesar de la existencia de hasta siete versiones diferentes,
aunque no tan diferentes. Son los últimos montajes los que remarcan la
interpretación o idea del director, que es la que más me gusta porque me
resulta más coherente con las claves generales del cyberpunk
del que Blade Runner es cuasi fundacional dentro del formato
cinematográfico. Mi acercamiento a la novela de Philip K. Dick fue
posterior a la película y fundamentalmente por culpa de ella.
Aunque las dos obras, película y novela, tienen bastantes e importantes
diferencias, la lectura de la novela ya estaba (y está)
irremediablemente influenciada en mi mente por las proposiciones
visuales y conceptuales de la película de Ridley Scott.
Es
importante aclarar la importancia personal que tiene Blade Runner porque
un escalofrío me recorrió el espinazo cuando hace unos años se anunció
la realización de una secuela. Y ello a pesar de que al frente de la
película se decía que iba a estar Denis Villeneuve, que pasa por ser uno
de los más interesantes directores dentro del cine norteamericano
actual. El temor… ¡tantas veces ha ocurrido ya! … iba por el camino de
desvirtuar una historia redonda y un universo atrayente. Más que nada
porque si la idea era continuar con parte de los mismos personajes, las
continuaciones no pueden sino transformar (y mucho) el mito de la
película original y la forma de entenderla. Muy raro es que lo realcen.
Ni siquiera la segunda parte de Alien, que es muy buena, le hizo bien a
todo lo que transmitía la película de 1979 (y en el caso de Alien lo
peor vino después en las siguientes continuaciones). Pues con el caso de
Blade Runner 2049 ocurre exactamente lo mismo. Si la historia que se
plantea hubiera sido totalmente nueva pero dentro este universo, que es
interesante por sí mismo, si no se hubiera querido enlazar con los
personajes de la película original, seguramente la película de
Villeneuve no habría desvirtuado tanto las motivaciones o la razón de
ser de los protagonistas iniciales. Ya es imposible volver a ver el
Blade Runner de Scott dejando a un lado lo que el Blade Runner de
Villeneuve cuenta, por muy respetuosa que haya sido con la película de 1982. Y
ciertamente es respetuosa, pero ya es imposible ver a Rick Deckard de
una forma que no sea condicionada. Más o menos como ocurrió con el
Alien’s de James Cameron, que se llevó por delante todo el misterio que
la criatura alienígena tenía en la Nostromo.
¿Era necesario
meter a Deckard aquí? ¿No se podría haber contado exactamente lo mismo
sin la aparición de personajes de la primera película?
Pues es
este el escollo que hay que salvar para poder disfrutar de Blade Runner
2049, al menos en mi opinión. La verdad es que tampoco me ha costado
demasiado aceptar la propuesta porque prevalece la afición a la buena
ciencia ficción seria. Y resulta que dentro del género la película de
Villeneuve es de lo mejorcito que se ha podido ver en los últimos años.
Es una película muy notable que muestra un gran respeto por la obra
original, sobre todo visualmente, incluyendo referencias y homenajes.
Sin embargo, la historia que se cuenta en la película, más bien las
cuatro o cinco líneas generales con las que se resumiría, sin estar mal,
no es ni sorprendente ni inesperada. Pero bueno, en Blade Runner gusta
el contenido, no el fin.
Blade Runner 2049 es una película lenta,
aun diría que en ciertos aspectos es necesariamente lenta porque la
mayor parte de los personajes no son seres humanos y la parte
contemplativa resulta coherente con su propia naturaleza artificial, con
las aspiraciones y el tipo de dudas que ellos mismos tienen. La
lentitud tiene una finalidad “inmersiva” en este mundo. También es el
motivo por el cual la elección de un actor de gestualidad limitada como
es Ryan Gosling viene que ni pintada, sin embargo la otra replicante,
Sylvia Hoeks, se lo come con patatas en su interpretación. Pero también
hay algún aspecto que ralentiza mucho la historia y que bajo mi punto de
vista ocupa los treinta minutos que a la película le sobran. Aparte de
la que podemos llamar línea principal de la historia, la película
desarrolla algunas ideas más como son la relación del replicante con el
holograma y otros aspectos que van encaminados a mostrar cómo es la vida
y el día a día en esta época. Vale, particularmente no tengo muchos
problemas con esto si lo que se ve es interesante, tal como lo es el día
a día, el diseño de la ciudad, los paseos por zonas desbastadas, el
sistema de aporte energético o alimentario de la metrópoli, la barrera
contra la subida del nivel del mar, el sistema de basuras (aquí me
recordó el mundo de Alita, ángel de combate), etc. También ocurría así
en el Blade Runner original y todo esto, desde luego, no molesta lo más
mínimo cuando lo que se muestra da empaque a este futuro y es lo que lo
hace interesante. Lo bueno es, además, que no se verbaliza casi nada,
todo se muestra y tu mente lo imagina y construye todo. Ahora bien, si
se olvidara el asunto del holograma pues no se afectaría prácticamente a
la historia principal. Es la parte que alarga la película en demasía.
El caso concreto de la relación entre el replicante y el programa
informático especialmente diseñado para que vea y oiga lo que desea (que
ya fue tratado, por ejemplo, en la sobrevaloradísima Her, -2013- )
resulta de un interés limitado, lo cierto es que no se desarrolla del
todo, no lleva a ningún sitio y me resulta muy largo. Casi que estoy por aplaudir el final que tiene este asunto en la película.
También,
bajo mi punto de vista, la continuación de Blade Runner falla en la
solución que le han dado a la historia que quieren contar, no en lo que
quieren contar, en la resolución. La participación de Deckard en la
historia, para lo que verdaderamente hace el personaje, se podría haber
arreglado utilizando simplemente a otro personaje desconocido. Pero no
han querido los autores de la historia, además del productor y el
director, quedarse sin decir una palabra sobre la naturaleza de Deckard.
Tanto los que creen que Deckard no es un replicante como los que sí lo
creen tenían sus motivos en base a la versión de la película original
que quisieran ver, es algo que también forma parte de lo bueno de las
diferentes versiones del Blade Runner de Ridley Scott. Pero después de
ver esta continuación de Villeneuve, unos y otros quedarán informados
sobre la naturaleza de Deckard y lo que es aún peor, sobre las
motivaciones de los protagonistas en la película original. Se arrasa así
con el misticismo de la primera película, que queda muy mancillada. Ya
no se podrá ver de la misma manera. Es lo peor que yo le puedo achacar a
esta película, el personaje de Deckard, lo que hace y dice que ha hecho
en los años pasados se resuelve de una manera que, para mi gusto
personal, como que no. Algunos dirán que la película sí quiere mantener
la ambigüedad, pero a mí no me lo parece. Y eso que al fin y al cabo se opta por mi
opción preferida.
Blade Runner Black Out 2022 Dir. Shinichiro Watanabe |
Donde Blade Runer 2049 no falla es en la
imaginería. La película es visualmente espléndida, con un diseño de
producción impecable y unos efectos visuales y digitales perfectos, con
aportaciones propias y respetuosas con la original en el sentido de que
toda la tecnología que se ve parece una evolución plausible del
retrofuturismo que había en la primera película. La música también es
destacable y sigue el estilo de la mítica banda sonora de Vangelis,
utilizando incluso algunos de sus acordes en determinados momentos. La
transición visual entre las dos películas no canta nada. De hecho, tal
como se ve en los cortos/prólogos que acompañan a la película, a partir
de lo que ocurre en cierto año en la historia que se cuenta, el director podía haber hecho
borrón y cuenta nueva. Sin embargo no lo hace. Sobresale en estos
cortos el animado que dirige Shinichiro Watanabe, que parece que se
especializa en este tipo de productos pues ya lo hizo en Animatrix.
Watanabe casi siempre arriesga con el estilo de animación.... y acierta.
En definitiva, Blade Runner 2049 es ciencia ficción dura y muy
interesante, una propuesta cyberpunk de calidad que no alcanza a la obra
maestra que es la película de 1982 pero que es una muy digna secuela.
El único pero son determinados aspectos del guion
que aportan unas discutibles soluciones en su enlace con los
protagonistas de la primera película. Es mi motivo para el notable y no
para el sobresaliente.
Blade Runner Black Out 2022 |
Spoilers muy claros a partir de aquí.
Aunque se ofrece como una de dos posibilidades, aquí se dice
explícitamente que Rachel y Deckard fueron creados con una finalidad muy
concreta. La primera posibilidad se pasa muy por alto ya que la
que se explica es precisamente esta. Y no solo por la finalidad en
sí, que es el fin último que mueve esta Blade Runner 2049, sino porque
así se infiere que en la primera película Deckard y Rachel actuaban,
aunque fuera inconscientemente, con un propósito concreto ideado por su
creador. Y es precisamente conocer esto aquí, en esta película, lo que
hace que la obra original ya no se pueda ver de la misma manera.
No ha tenido Blade Runner 2049 una recaudación escandalosa, más bien
pobre. Es probable que peligre una continuación que se atisba en la
película pues hay personajes que pasan por aquí con un desarrollo poco
claro. Es el caso de la resistencia de los replicantes y también el
final añadido de Deckard y su hija que denotan claramente la intención
de seguir haciendo otra película más. O al menos a mí me lo parece.
8/10 - Notable
Trailer.
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