En este rincón del mundo (2016)

Fecha estelar: - 305111.2
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Kono Sekai no Katasumi ni
En este rincón del mundo (2016)
Dir. Sunao Katabuchi





“En este rincón del mundo” es el tercer largometraje del director japonés Sunao Katabuchi después de que en el año 2009 dirigiera “Mai Mai Miracle”, una película sobre el nacimiento de la amistad entre dos niñas, y en 2001 “Princess Arete”, una joyita sobre una princesa y la hechicería que es necesario reivindicar pues, a pesar de lo que pueda parecer, no es precisamente una película infantil (una pequeña reseña en este mismo blog aquí). Entre todos estos años Sunao Katabuchi también ha co-dirigido con Tetsuro Araki (Ataque a los Titanes, Death Note) la serie Black Lagoon (2006) y unos ovas posteriores (2010). 

No es precisamente nada parecido el tono y la violencia de Black Lagoon a lo que podemos ver en “En este rincón del mundo”. Y es que parece, al menos hasta ahora, que podemos diferenciar entre los trabajos televisivos y los trabajos cinematográficos del director. Resulta curioso comprobar la miscelánea que hay en la carrera de Katabuchi, que figura en sus comienzos como director en una adaptación animada de la perra Lassie y que, por otra parte, también figura como dibujante de storyboard en la perversa y buena serie “Gunslinger Girl” (2003).



En cualquier caso, respecto de los trabajos cinematográficos anteriores de Katabuchi, “En este rincón del mundo” supone un claro paso adelante y, además, muy valiente en base a que la temática que ha tomado nos permite ver el punto de vista japonés respecto del padecimiento que sufrió durante los bombardeos norteamericanos. Y no se trata precisamente de una película maniqueísta, que el asunto no va por ese camino. “En este rincón del mundo” es una película tremendamente conmovedora de principio a fin, desde su inicio como un relato costumbrista y social de la familia media japonesa en el sur del Japón (en Hiroshima y en Kure) durante los años de la guerra, hasta el devastador final que supusieron los bombardeos norteamericanos de la zona a finales de 1944 y principios de 1945 y que culminaron con el lanzamiento de la bomba atómica. El conocimiento de la historia real hace que el desasosiego avance a la vez que lo hace la película, además es pretendido porque siempre sabemos en qué fecha está ocurriendo todo lo cual acelera la impaciencia por conocer el destino de los personajes, las dos familias que conforman la historia y, principalmente, el de Suzu, una chica inocente y despistada que a los 18 años se ve “obligada” a casarse de acuerdo a las costumbres matrimoniales de la época. Dotada de una gran imaginación, Suzu casi siempre está en la Luna, lo sabe reconocer mientras disfruta dibujando tanto lo que ve como lo que imagina.







Es muy de alabar cómo consigue Sunao Katabuchi que te adentres en la historia. El ritmo de la película es el que precisamente lo consigue, aquí las prisas no son buenas y el resultado es que no se puede negar que todos los personajes, que no son pocos, están bien presentados y definidos, entiendes perfectamente su evolución en una historia siempre marcada por los acontecimientos y que resulta perfectamente comprensible en base a que casi nada ocurre abruptamente. No está al alzance de muchos saber mostrar el retrato de la cotidianeidad de la vida, de los quehaceres diarios y, más aún, la entereza con que se siguen afrontando pese a las adversidades. Pero principalmente es saber mostrar la sutil evolución de la inocencia inicial de Suzu y su forma de ver el mundo, el obligado cambio que se va produciendo en su forma de percibir la realidad lo que verdaderamente lleva al espectador hacia adelante en esta película. Sin tener que llegar a la dureza y el dramatismo mostrado por Takahata en “La tumba de las luciérnagas”, aunque tiene algún momento devastador y necesario, la maestría de Sunao Katabuchi se basa en que, con un certero uso de la elipsis, comprendemos a Suzu y su pensamiento, los momentos de tristeza, desánimo, desesperación y, sobre todo, la entereza del personaje por las cosas que le ocurren y las que tiene que afrontar. El resultado es profundamente conmovedor.





La película está primorosamente dibujada, tanto los escenarios naturales como los interiores de las casas, mostrando cómo eran estas ciudades en aquellos años, también las vestimentas de los personajes y los enseres que utilizaban. Incluso el diseño de los personajes tiene su peculiaridad. Bastante alejado de los estándares actuales del anime y más cercanos, en cierto modo, al estilo de Takahata en “El cuento de la princesa Kaguya”, el diseñador de los mismos, Hidenori Matsubara, no ha querido alejarse demasiado del dibujo de los personajes del manga en que se basa la película, obra de Fumiyo Kōno, autora que nació en Hiroshima. 











Tiene un par de temas musicales sencillamente preciosos.

Kanashikite Yarikirena, interpretado por Kotringo



Aquí en directo


Trailer

 


9/10 - Muy buena


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 Recuerda, amigo lector, que esta reseña está basada única y exclusivamente en mi opinión y gusto personal que puede, o no, coincidir con la del resto de los mortales.  -



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